
Mediodía muy soleado; los
legionarios veteranos cubriéndose a la sombra, en el lateral
de la estatua. Escenografía sobria, la gente también.
No había yuppies, ni banqueros, ni señores del
ladrillo. Los legionarios tienen el aspecto del pueblo, de los
hombres de la calle de mi niñez
Los de oruña liberal
hicimos un pequeño grupo espontáneo, ... . Vinieron
fotógrafos de prensa. Ambiente tranquilo. Probablemente más
de cien personas. Plaza pequeña y cobertura del
espacio.
Algunos, algo emocionados. También yo sentí
cierta nostalgia, había jugado muchos partidos de fútbol
en aquella plaza en los años de mi infancia; familia, amigos,
recuerdos... El disco duro de la memoria real se suelta con un
automatismo incontrolable.
El acto comenzó con un pequeño
discurso de un veterano ... Dijo que el monumento, levantado en 1970,
era conmemorativo de los 50 años de la fundación de la
Legión, en 1920. Que dos años más tarde, en
1922, Millán Astray había sido distinguido como Hijo
Predilecto de La Coruña, con un acalde que posteriormente
sería republicano, y con la anuencia de personas como Casares
Quiroga, Ramón de la Sagra y otros eminentes políticos
republicanos.
Comentó el absurdo de la retirada y la falaz
utilización cainita de la Memoria. Pidió una Memoria de
Verdad, completa y superadora de los odios. Fue breve y contenido,
muy argumentado.
Finalmente informó a los asistentes de que
Coruña Liberal les invitaba mañana al acto de la
bandera.
Le siguió el abogado de la asociación
de Legionarios. Se centró en los aspectos jurídicos de
la ilegalidad de la retirada de la estatua. Alegó que no
entraba en los supuestos de la ley, por tratarse de un monumento
conmemorativo y no de alusión imperativa al régimen
franquista. Fue breve y serio. En limitadas ocasiones se dejó
llevar por la emoción de la unidad de la patria, del idioma
... , que pronunció desde la consciencia de que podrían
ser manipuladas.
Un trompeta interpretó maravillosamente el
toque de arriado de bandera, que oí cientos de veces en mi
infancia en el cuartel de enfrente. Todos mantuvimos un maduro y
emocionado silencio. ... Se cantó el himno de la legión;
se hizo bien, sin estridencias, como un coro maduro que siente que
los tiempos son peores y que los enemigos no dan la cara, sino que
usan las trincheras de la vergüenza. Es otra batalla. Ellos
estaban allí, como nosotros, cumpliendo un deber. Cada uno el
suyo. Tres vivas y después unas baladas militares breves.
Nos
saludamos y nos despedimos. La gente estaba contenta consigo misma
por haber estado allí.
Todo duró no más de
media hora. Mereció la pena asistir.
